Un hombre viejo de aquellos que los años refleja su rostro, con la piel seca y áspera,con una mirada triste miraba con impaciencia el horizonte, veía como se escondía el sol. Recordaba entonces aquel amor de su juventud ese amor que con los años se fortalecía, pero por esas cosas de la vida el destino decidió separarlos.
Mientras miraba el sol descender detrás de los cerros pensaba mientras miraba sus manos marchitas por la edad . Veía como en ellas se llenaban de sus propias lagrimas y fue en ese entonces que comprendió que por mas viejo que estuviera por mas que su rostro y su piel ya no fueran los mismos de aquellos años, el amor que sentía jamás se olvidaría fue entonces cuando se agacho para dejar una rosa en la tumba de su amada y al mismo tiempo el ultimo rayo del sol se desvanecía.
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